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HISTORIA DE TRES HERMANAS (LA VENTA FOCHA) ii3

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tra ui. а шПа huérfana que quedo en po¬ der de su madrastra y en la compañía de dos hermanastras. Aquella y estas la maltrataban continuamente y la hacían servir de criada: la pobrecita se deshacía por tal motivo en un mar de lacrimas

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Cuando sus hermanastras se hubieron Marchado, la Cenicienta no pudo contener el llanto, y su madrina que había ido à verla le preguntó: ¿qué es eso? ¿es que Ui querias ir al baile?

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Recorriendo despues el Jardin vló sels la- Î artos que tocados por su mágica varilla que· aron transformados en seis lacayos con rica* libreas.

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Sentóse al lado de sus hermanastras que во la conocieron y que llenas de satisfacción por esta distinción se hincharon aun mas al recibir de su mano algunos dulces con que las obsequió.

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empezaron por probarsela las princesas, las duquesas, condesas y marquesas, slguien- deles las de la clase media; tocóles entonces su turno a las hermanastras de la Cenicienta, que sudaron la gota gorda sin podérsela cal- , aar, porque tenían los piés muy grandes.

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Cuando terminaba su tarea iba á sentarse tristemente en un rincón del hogar entre las cenizas del mismo, y de aquí tomaron pié sus hermanastras para llamaría por mofa la se- ßorita Cenicienta.

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ΐ como contestase afirmativamente, su madrina la consoló ofreciéndole que iría. Ea seguida dirigiéndose al jardin tocó una cala¬ baza con una varilla que llevaba, y !a calaba¬ za se transformó en el acto en una magnifica carroza dorada. La madrina era una hada.

Por último tocó con la varilla a la Cenicienta, y desapareciendo sus pobres vestidos, se halló elegante y ricamente engalanada con un mag¬ nifico traje en que lucian à la par la plata, el oro y las piedras preciosas, completando su stavloun par de chinelas de cristal que lo presentó su madrina.

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bn maduna la nabla encargado que se re¬ tirase del baile antes de la media noche; en aquella hora los lacayos, el cochero, la carro¬ za y sus vestidos habían de recobrar su forma primitiva Yió en un reloj que Iba á dar la media noche y temerosa salió del baile preci¬ pitadamente perdiendo им do lá* chinela* bl bajar la escalera.

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Cansado >a el magnate encargado o. ñus¬ car à la desconocida princesa, quiso como E or broma que la Cenicienta se probase tam- ien la chinela. Con asombro de lodos y gran coraje de sus hermanastras, la chinela se •justó divinamente a su pié, quedando paten¬ te que era suya.

Pero la Cenicienta , à pesar de este ridiculo apodo, y de los pobres vestidos que le hacian llevar, era mil veces mas hermosa que sus hermanastras con sus magníflcos vestidos y galas.

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Dirigiéndose en seguida & un sitio en que babia una ratonera en la que se habían cojido seis ratoncillo* y una grande rata, tocó con la varilla los seis ratoncillos y quedaron trans¬ formados en seis briosos caballos.

La Cenicienta subió en su magnífica carroza, dleronla escolla sus seis lace.. os y así osten¬ tosamente llego al palacio del Hey donde el principe a recibió al pié de la escalera .l in¬ dóle ia inano para apearse y conduciéndola del brazo a los salones del baile.

El hijo del Rey siguió å la Cenicienta pero no pudo alcanzarla y encontrando la chinda la recogió extasiandose en contemplar su her¬ mosura y pequeüe*.

En aquel momento llegó la madrina de la Cenicienta y locandola con la varilla transfor¬ móla de nuevo en la princesa del baile Sus hermanas se echaron a sus piés implorando su perdón y la Cenicienta las levantó abrazán¬ dolas cariüosamente.

En esto el hijo del rey d!ó un gran balle å , la que fueron invitadas sus hermanastras. L& Cenicienta las vistió y las peinó con gran pri¬ mor, y ellas entretanto le hacian mil mofas porque no podia acompaDarlas.

Dando después un varillazo å la rata le dijo: |eal ivenga V. acá seflor cochero! y la rata quedo convertida en un arrogante co¬ chero con unos soberbios bigotes.

Su entrada produjo una gran sensación: Nadie había visto ha-la entonces una prince¬ sa tan hermosa. La admiración subió de pun¬ to al verla bailar con el nríncipe. ¡Tal fué la gracia y donaire con que lo hízol

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El principe no pudiendo indagar el para¬ dero de la Cenicienta , que la lenia por nua noble princesa, hizo publicar un pregón ofre¬ ciendo casarse con la que pudiera calzarse la Unda chinela de cristal.

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La Cenicienta se casó con el hijo del Rey y fué tan buena que llevó sus hermanastras a la Córte y las casó cou dos grandes seflores.

Se halla «le venta en la Papelería del Sucesor de Antonio Bosch, calle del Bou de la Plaza Nueva , núm. İ5.— Barcelona.)