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Nú m . 104.

EL Glii ANTE Y EL ENANO.

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Este gigante que asombra D. Turuleque se nombra.

El enano que está aquí es su hermano U. Tich'.

Aquí verás las criaturas leyendo sus aventuras.

Turuleque á Madrid llega en una jaca gallega.

La noche en la calle pasa porque no cabe en la casa.

Para tomar un retuerzo un cochino es su almuerzo.

Bebe el vino y aguardiente en el pilon de una fuente.

Los muchachos atrevidos le saludan con silvidos.

El, cogiendo los chiquillos se los mete en los bolsillos.

Las madres incomodadas le persiguen i pedradas.

Vertiendo sudor los poros llega á la plaza de Toros.

Por encima del tejado en el redondel ha entrado.

Empieza á soltar chiquillos como si fui ran novillos.

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Allí encerrados los deja y hácia el Retiro se aleja.

Llega al estanque con prisa y se ha quedado en camisa.

Sin pensar si le hará daño se mete á tomar un baño.

De guardas viene una tropa y le recogen la ropa.

Al notar que son tan mansos se come patos y gansos.

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Hace los barcos astillas y derrtba las casillas.

Los guardas muy aturdidos le devuelven los vestidos.

Los pone al sol, Turuleque para que el aire los seque.

A un pacífico gallego le pide un cigarro y fue^r.

D Turuleque le pega porque el cigarro le niega.

Pero el gallego arrogante de un tiro mata al gigante.

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Para recoger la herencia viene Ticlí de Valencia.

Mas le han dejado los tunos Muerto de hambre, el pobrecillo Para que casa le den catorce ochavos morunos. летрга medio panecillo. se coloca en un Belen.

Le hace gracia á una señora y de Ticlí se enamora.

Con alegría y contento se celebra el casamiento.

Se presentaba á caballo en un „rrogante gallo.

Ticlí, teniendo dinero se viste de caballero.

Disputa en los reñideros con chalanes y toreros.

Por no parecer cobarde sale á lidiar una tarde.

El toro le perseguía y cogerle no podia.

Pero al fin, le hace volar un toro de Colm.. nar.

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Y Ticlí descoyuntado fue á caer en un tejado.

Para que nadie le vea se esconde en la chimenea.

Se escurre por el cañón y va á parar al fogon.

La cocinera no es manca y le da con una tranca.

Al ruido viene un chiquillo y le dan un masculillo.

Huyendo de la quimera se esconde en la carbonera.

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Cuando trajeron carbon le sacan de su prisión.

Por saber de su parienta en su casa se presenta.

Su mujer hecha una fiera le tira por la escalera.*

Al ver su suerte fatai se dirije hácia el canal.

Llega al fin el pobre enano y busca el canal en vano.

Entonces, con un cuchillo, se suicida ei pobrecilio.

Madrid, 1878.—Despacho, calle de Juanelo, núm. 19.