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Tan buena cuenta le dabá cuidadofo , y difcurfívo, que yà Zayda feabráfaba en amores del Cautivo. Se quexaba una mañana à fus (olas Don Jacinto, penfando nadie le oía, aquellas palabras dixo: Sacratifsima MARIA, à vueilroiDivîno auxilio apela un defconlolado; pues focorreis afligidos» con fölad mi corazón: Madre del Verbo Divino, tèn de mİ mifericordia; y fi à tu Tanto fervido conviene el que yo padezca, padezca, que es gufto mio: lluevan Tobre mì trabajos, y los mas fuertes martyríos, que ha inventado la Heregía, pues lo tengo merecido. Żayda » que efcuchando eftaba los lamentos de Jacinto, entrò con Temblante alegre, diciendo : Chriftiano mío, qué tienes, que afsi te quexas llorofo, y enternecido, que puedes al duro bronce ablandar con tus fufpiros ? Con humildad le refponde; Eftaba palTando el libro de mis trágicos íucdTos, y en paliándole , me aflijo» Serás calado en tu tierra ? Nunca , feñora, lo he fido. Tendrás amor en Efpaña ? Es verdad que le he tenido, pero ahora no le tengo, porque los conceptos míos cftán todos en Argel, efte es el dolor que tengo, y Zayda, muy vergonzofa, le dice: Mira Cautivo, li tir olvidas à tu Dios, y figues la ley que figo, de mi Prophęta Mahoma, tìi te calatas conmigo, goiará¿ muchas tiquezas*
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te daré muchos Cautivos, también te daré el govierno de aquefte Reyno lucido. Efto has de hacer, no lo dudes; ello te eftà bien, Jacinto, el qual refpondiò muy trifte, formando un tierno fufpiro: Como quieres que yo olvide à un Dios de gracia infinito ? A un Dios, que por Tu bondad quifo con Tu amor Divino .redimirme con Tu Sangre, pordibrarme del abyfmo? Como puedo Ter ingrato à quien tanto bien me hizo ? Galla , infame , noprofigas, que à no hacer lo que-te digo; con la vida pagarás la vergüenza, que reprimo. Dexa , Chriftiano , tu Ley, vcncete à lo que te digo, que el que figue à mi Mahoma goza bienes infinitos; fi no lo quieres creer, tendrás el mayor caftigo, que Te haya vifto en Argel; y replicò Don Jacinto: No dexaré yo mi Ley, que ello fuera barbarifmo, aunque mil vidas tuviera, que rendirle enfacrificio. La Ley de Dios refplandezca, que Mahoma es un maldito; figue le, que irà tu alma à los profundos abyfimos. Con ello Zayda indignada falió afuera dando gritos: Ha de mis Soldados , ola: ha de mi Guardia , Mini ftros, venid, prended al, hallante à efte Chriftiano atrevido, que quifo íobervio , y loco violentar el honor mío: tome mi hermano venganza de aqueife infame Cautivo, que no es razón que íe quede ella maldad fin caftigo. A las voces acudieron, y prenden â Pon Jacinto,