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Desde sus mas tiernos años allá en Borgoña vivia con el buen duque Roberto su padre que la quería. Tenía su padre un paje joven, gallardo y osado, que quedó de Margarita, en breve tiempo prendado. Leoncio de Bouruonvill . y Margarita se vieron, se amaron y en conclusión dos gemelos les nacieron. El buen duque supo luego, el secreto alumbramiento y encerrar quiso á su hija en un estrecho convento. Margarita que odiaba del claustro la soledad, concibió para librarse la mas horrenda maldad. Al temerario Leoncio, de infame puñal armó, y en el pecho del buen duque el mancebo lo clavó. Noche de horror y de espante, noche del genio del mal fué la que presenciara aquesta escena infernal. Un paje, un joven matando à su anciano protector y una hija vil animando de su padre el matador. Bien lo que había de ser Margarita aquí mostraba y que bajo un rostro de ángel, un demonio se ocultaba. Sabido el asesinato nadie en el reo atinó, Margarita fué duquesa y á Bournonville alejó.

Su pasión cambió en recele, después de atrocidad tal, que la presencia del cómplice es odiosa al criminal. A rogarle que partiese una carta le envió en donde por imprudencia todo el crimen detalló. Leoncio huyó de Borgoña y al pasar á ajena tierra mudó nombre y apellido y se abandonó å la guerra. Muchos años se pasaron, todo olvidado se había, y la justicia de Dios casi dormir parecía. Margarita parricida de Francia el trono ocupaba, y en París sus devaneos y crímenes continuaba Tenia allí un favorito joven, lindo y hechicero, que se llamaba ď Aulnay pero de nombre Gualtero. Mas no bastaba á la Reina un amante y un esposo para saciar su lujuria y su genio caprichoso. Ceñida por todos lados de una negra y vieja almena la torre de Nesle estaba junto á la margen del Sena. Allí Margarita y otras dos hermanas lujuriosas eran pérfidas heroinas de escenas escandalosas. Para allí citaban siempre de una vieja con el cebo, á algún galán forastero ó á algún gallardo mancebo.