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a lgun hombre , para que te asista con reverencia Para el Santo Sacrificio, У al punto que Cristo liega, H Sacerdote le dijo : Armano, conmigo venga, toe ayudará à decir Misa, Ч ц е los hombres de esta tierra, Sle ndo dia de trabajo, Pocos vienen à la Iglesia. Celebrado el Sacrificio, riéronse de la Iglesia, У te dijo: Hermano mio; 3 ü tero que conmigo venga ? eomer oy à mi casa; a te qual dió por respuesta : H Redentor de las almas, toücho estimo la fineza, Rüe yo por esse interés, P° hize tal diligencia. J e nga hermano, que es mi gusto, que usted coma à mi mesa, en fin llegaron à casa, У teego à comer se apresta, j Sacerdote à Cristo o sentó à su mano diestra. Hijo entonces la criada ; Uo saldremos de quimeras c on estos zarapastrozos, У el Amo dijo : Teresa : n ° te muestras tan altiva, Presta un poco de paciencia. *8" la verdad señor, S Ue el Pobre en una cazuela Pt>eda comer à un rincón; ° n es to se salió à fuera P ar a traer la comida, *, ^ Sacerdote con tiernas ¿?°nes le dijo à Cristo : '8 an » e Hermano en su tierra ¿ an ter tiles los campos, Ą Sl acaso hay buena muestra ? esta f azon respondió
el que todo lo govierna ? Muy buenos están los campos, à moderada cosecha, en este año en que estamos, la esperanza no la pierdan, que Dios ha de embiar agua en Abril, y es cosa cierta también en el mes de Mayo algunos dias se espera. Respondió , Hermano, y Señor, eso para Dios se queda, que los hombres no podemos penetrar tan alta empresa. Esto es tan cierto ; y seguro como la ingrata Teresa vuestra criada se halla dentro de aquel cuarto muerta. Y siete horribles Demonios de gatos en la apariencia la comen el corazón, las entrañas, y la lengua. El santo Ministro entonces, atemorizado queda casi sin vital aliento pero recobrando fuerzas quiso desatar la duda tan lastimosa, y tan fiera. Y al tiempo de levantarse, un gran resplandor le cerca celestial, y le detuvo antes de salir á fuera. Qué es esto : Señor, que es esto ? Soberana Omnipotencia Padre de Misericordia prorumpió con voces tiernas, todo confuso, y turbado, el rostro bolvió à la mesa, vido que el Pobre no estaba alli con gran reverencia un Divino Crucifijo vido estar sobre la mesa; al instante de rodillas se postró, y la tierra besa, di-