<7>
— 7 — ?! hombre querido de Rugiero ; mas cuando supo la suerte que le ha¬ pa cabido á su amante, dijo á Pinabel:— Caballero, guiadme al instante р с ‘а ese castillo en que gime vuestra hermosa dama, y si me ayuda la 0rt «na no os arepentireis de este nuevo trabajo.—Ah! respondió Pl¬ ebei, y 0 no vacilaría en guiaros á la montafía ; pero os advierto que Va 's á cruzar ruinas y precipicios para caer a! fin en un encierro : no tne acuseis de haberos ocultado los peligros á que os esponeis. fisto diciendo, vuelve las riendas de su corcel y guia á Bradaman- 'Pie todo lo arrostra por salvar á su Rugiero. Iban caminando, cnan- J° encontraron á un mensagero que les anunció que el Lagüedoc y la r ° v enaa había levantado el estandarte de guerra, y que Marsella, no hiendo quien la defendiera había enviado á buscar á la ilustre y vale¬ va Bradamanta, cuyos consejos y apoyo necesitaba. La guerrera du Ца a > principio , vacila entre el honor y el amor, y por fin se decide ^este último, dando promesas al mensagero y continuando luego su Otilio para auxiliar á su amante. .. Pinabel que acaba de saber que su compañera pertenece á la fami ;,‘ a de Clermont, á quien la suya odiaba profundamente, piensa perder ^bradamanta para siempre ó separarse de ella en la primera ocasión. Quiere aprovechar la espesura del bosque para huir, y se aleja de su Co,ïl Pahera con pretesto de reconocer el terreno ; pero ai llegar á la ац т1>ге de la montaña se ve una cueva que parece tener mas de veinte )r azas de profundidad, en el fondo de la cual se abre otra cueva por la 1 Ue sale un resplandor semejante al de una antorcha encendida. Cuan- Ţ estaba examinando todo esto, llega Bradamanta, y al verla medita e c °nde un proyecto infame. Indúcela á que suba hasta la abertura que Se asemeja ά la de un pozo, y la dice que ha visto en el fondo á una jó- cuyo rico traje revela su elevada estirpe, que sin duda debe hallarse Putiva, porque en el momento en que él se disponía á bajar, apareció Utl hombre enfurecido que la arrastró al interior de la caverna. bradamanta crédula y confiada, dá crédito á las imposturas de Pi¬ chel, y anhelando socorrer á aquella infeliz, busca el medio de bajar . cueva. Arranca una larga rama de un olivo y dice á Pinabel que la |j 0 ja por el estremo mas grueso y la sostenga con fuerza, mientras ella ^Pendida por el otro estremo se desliza dentro de la cueva; y cuando | la suspendida en la boca del abismo, se sonríe el traidor y la grita: — j a bes saltar bien? Y abre las manos con infernal satisfacción. Mientras Bradamanta con la rama, añade:—Por qué no han de estar aho- Y a quí todos los tuyos? de un solo golpe estinguiria una raza maldita! j e U seguida, pálido y despavorido, huye apoderándose del caballo víctima, para completar su iniquidad.