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ranza de gozar un bien de dudoso derecho, y oirás cosas semejé imprimen tal òdio en los hermanos, que parecen lieras de dis» especies, y no fruto de un vientre mismo. , fi0 u Lorenzo. Ya caigo en lo que puede ser ; aquí yace sin duda aig hijo que te se moriria en lo mas tierno de su edad. üU e Tedialo . Hijos! sucesión! Este, que antes era un tesoro con > naturaleza regalaba á sus favorecidos, es hoy un azote con <ï ue hiera castigar sino á los malvados. ρ ¿Qué es un hijo? Sus primeros años... un retrato horrendo miseria humana. Enfermedad, flaqueza, estupidez, molestia y c^,¡. Los siguientes años... un dechado de los vicios de los brutos P ß]1 dos en alto grado... lujuria, gula, inobediencia... Mas adelante, pozo de horrores infernales... ambición, soberbia, envidia, codi venganza, traición y malignidad... Pasando de ahí... ya no se 1 el hombre como hermano de los otros, sino como un ente süperin ^ rano en el mundo. Créeme, Lorenzo, créeme. Tú sabrás cóm° _ los muertos, pues son el objeto de tu trato... yo sé lo que son vivo entre ellos me hallo con demasiada frecuencia... Estos son..· 11 " g ¡ no hay otros... todos á cual peor... yo seria peor que todos eH° b me hubiera dejado arrastrar de sus ejemplos. Lorenzo. ¡Qué cuadro el que pintas! ¡o Tedíalo. La naturaleza es el original: no adulo, pero tamp° c 6S agravio. Note canses, Lorenzo; nada significan esas voces Q ue ó? ie r de padre, madre, hermanos, y otras tales; y si significan el can que vernos en los que así llaman , no quiero ser ni tener hijo » . e mano, padre, madre, ni me quiero á mí mismo, pues alg° ser de todo esto. eS á Lorenzo. No me queda que preguntarte mas que otra cosa, У saber: si buscas el cadáver de algún amigo. eCt j5 Tediato. ¿Amigo? lié! ¿Amigo? ¡Qué necio eres!.. ¡Sí, У 111 Ljg· compasión si crees que esa voz tenga el menor sentido. Amigos* tad ! Esa virtud solo baria feliz á lodo el género humano. D cs . jes dos son los hombres desde el día que la desterraron, ó que e ‘ ,p. abandonó; su falta esel origen de todas las turbulencias de lu dad. Todos quieren parecer amigos; nadie lo es. En los honm r apariencia de la amistad es lo que en las mujeres el afeite У ^ a . postura. Belleza fingida y engañosa... nieve que cubre un ^ dar... Dárselas manos y rasgarse los corazones, esta es la aa je que reina. No te canses; no busco el cadáver de persona alg ul las que puedas juzgar. Ya no es cadáver. _ _ , 0 ge’ Lorenzo. Pues si no es cadáver, ¿qué buscas? ¿Acaso tu ria hurtar las alhajas del templo que se guardan en algún sim neo, cuya puerta te se figura ser la losa que empiezo á levanta ■