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I e hace forzoso que dé la entrada en ella al que viene por man- tante 6 j usticia - Todos aplaudieron la idea del alguacil, y al ine— ller 0 Se P Uso P or obra, dando tan buen resultado, que logró el caba¬ llo Co Ve !" se dentro de la cama inmediata á la del hermoso jóven. Este f°j° d Y¡ó en que nadie le viese la cara, pues apenas corrió el cer-

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puerta, volvió á acostarse con el rostro hácia la pared y

hizo que dormia. bisado e ^ Un ^°’ c * ue ^ a ve ' a *°8 ra d° su deseo de pasar la noche des-

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dia п 0 П |?*°* P r °curando dormirse. Hízolo así, en efecto; pero á la me- 4, C le fue despertado por los sollozos y suspiros del hermoso don- hnto P P arec ‘ a partírsele el alma. Escitada la curiosidad y algún a Unn up a . Coni P a sion del segundo , se puso á escuchar atentamente , y »»a (j/. . ca mas se hallaban un poco distantes, pudo comprender de d voz sofocada por los sollozos estas palabras: ¡Oh desdicha! d r es j me arrastra la fuerza de mi estrella despiadada? ¿Cuál será v *Ie j a ado del temerario empeño en que me he metido? ¡Qué poco ¿^ec es P er iencia de los pocos años! ¿Así menosprecio mi honra? Seto *¡ amor tan poco agradecimiento? ¿Porqué, tal desprecio al íft áe ¡i Ullos P a dres queridos y unos parientes honrados? ¡Por de- ev ar ciegamente de mis locos deseos! ¡Cuán "'em.! 8 «o mí

У poder ver á la mañana el semblante del otro, permaneció

J^iuau poco , ingrato, á estas horas en que yo vierto amargo llanto á tu

I o <Ц° 1Го jdveu, que había escuchado tan sentidas quejas , no pu· ?, ep a <ΐΓ ^- Ue а Ч« е 1 derramaba copiosas lágrimas y que quien las ver¬ ető v tn,, j er > 1° cua l le avivó mas el deseo de conocerla. Con esle ! la P ¡- r s * en a *8° P°d‘ a favorecerla, creyó conveniente hablarla, Sihle 1 uj°:—Ciertamente, caballero, que seria mi corazón mas in- |‘ c l 0fi Л ц е de piedra , si al oir vuestros suspiros y las quejas con

e j habéis acompañado, no se doliera de vuestros males ofrecién- ¡g 0o a P°y° de un discreto caballero, si en algo pudiere serviros » Va,’ P° r lo tanto, que si este interés que os manifiesto merece 4r a - 4* que me aqueja no me hubiese quitado el conocimiento,

^■%as 3 P arte a, g UBa cortesía conmigo , me confieis la causa de <1 -lo, Penas ’ se g uro de que mi pecho sabrá guardar el secreto. —

V'^ci·" ol eo, bien debiera yo haber pensado que no estaba solo ^ ii, ( j arto У hubiera conteuido mi lengua; pero ya que cometí la pri- i|; Pífjj Screc i°n, no quiero caer en la segunda negándoos lo que l,W O ñfv.. . - ~ *

tan marcada cortesía , confiando en que sabrá vuestra 05 v . . er el uso conveniente de las palabras que voy á reve¬

is/ asi

Je escuchad: a, ñente, sabed que soy una infeliz mujer, llamada ïeodo-