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Ч* _ —т- PüdiçJ " Ue ; en breve se vieron centellear las armas echando chispas como 4 ţ)p , r (le una máquina eléctrica ó de las fraguas de Vulcano. Pe- CUer Pos v mos ’ escu( ^ os У cascos se miran esparcidos por el suelo, los ta Ha (uj Cí> be/,as de los combatientes brotan torrentes de sangre. La ba к ? ter minar en breves instantes: Mauratan la observa desde ,,n
» bsl UIIIiaieu moves msiauies ; inauratali ia uuseiva uesue uno i 0 4a|uj OlMs del Templo del Placer, y Leonor desde la boca de la gruta l °s de s „ľ a . de spanto. Los caballeros cristianos, cubriéndose con los res·
• Sila vwj/uiiw. mvű vuouiivioacu^uuuojj euui ivuuwoe v»;u ivo ivo f igen á ® rölos escudos, apretando las empuñaduras de sus espadas se di- *i Afof adversa, 'i 0s logrando el Bastardo herir hasta los sesos la cabe- 4 С 0П (] U ^îaman mío Mû .ftn ! İûppo ftvhalonrİA ûl îiitlmn ¿narti m PûIaca ‘furia
Ico nde braman, que cae en tierra exhalando el último suspiro. Celoso tonta furio ^ 0nt 'jo de la fortuna del valiente mancebo, arremete con que de un solo revés separa la cabeza del cuerpo al que con
é| -· ' • Щ\ьу * «V VIU ον IV » V « VO ov pui U '4U VWWVUM «VI VIIVI J>V U l l|UV vuu ;n 4a >a. El escuadrón que hasta entonces Uabia observado el combate lio, c r P af te en él, tan luego como vio exánime en el suelo á su cau- ^udeiw? sobre * os dos crisliaB0s > Π 00 P* e a tierra, casi desarmados, se 4u d / e l0( f° s > biriendo, destrozando y ahuyentando á cuantos se les ^ida s a| ante; .pero la, fatiga y la falta de sangre, de armas y caballos, ' a de n e ® CesiV0 naraer0 de enemigos, apenas les deja una ligera espe¬ to· Чпа 30 ^ 61 ' a * canzar f a victoria : el nigromántico, entonces, hace sonar piloti d e en .todos los ángulos de la fortaleza : á su sonido responden un e ®1 Ша f* l0S У alsıridös infernales: el castillo tiembla como impelido liSudaH , ioso huracán. Los espectros y jigantes vuelven á presentarse ‘to Pasftj 0 !т е ^ es cuadron agarene, y se encarniza mas y mas aquella bata- ir s °n Ь-м ^ desigual que jamás vieron los mortales. Los dos cristianos hall к 'te P ara contener tantos millares de enemigos; pero cuando 4 á V aban cercanos á sucumbir, acuden el león, el tigre y el oso, de- 14 lo s t n ° r con Colmenares y el palomo en el subterráneo de los ído- lr . e ve s ; _ lres auxiliares se entran por medio de las falanjes agarenas , y en
es se observan sus destrozadoras garras teñidas en
sangre y
^ic^tant Sr (a L, Cuer P° de la misma materia. Aterrorizado el enemigo aí ob¬ jetos es D ßl avura de los nuevos combatientes, huyen despavoridos,dando c tinúa i tosos ’ a guarecerse en las habitaciones del castillo, en las que 4rápe,? pe,ea - Pues que allí les siguen los dos valerosos cristianos y los lá á sa T* Exiliares ; se retiran de pieza en pieza unidos al májico que n *®ref¿ · ensa ; P ei 'o acosados siempre por los cristianos, seven obliga- №r Alia· ®! arse en el Templo del Р1 асег · Otra porcion de moros guiados a, ‘ se dirigieron hacia el subterráneo donde estaba Leonor, á quien
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i * ■ IQIVI VI» UUVIU VI UUVIV.I I 4ΐινυ uviiuu VOIUUU vvvuvi y U V ţ II IV U eh 68 ' Qu Ьасег Pelsiunera á pesar de la heroica defensa que bizo Colme- «a n > ľ ^° r ^ ln *ucu nbió atravesado de mil lanzazos. Los caballeros, У oso continúan la lucha en el Templo del Placer, que los (‘Пра 8 . cfienden palmo á palmo. El nigromántico Mauratan cubierto Λ tiránd i 6 »« r Piente y empuñando una gran maza , se dirije al Bas- ч con i ° e un fuerte golpe; pero este hurta el cuerpo y logra atrave- 4ep e j a espada. Un espantoso grito y el ruido que hizo el cuerpo al fHr° Чп ° ’ f ueron ' as añales de que el májico dejaba de existir. A d¡ c ;, a P ar ece Abalar con Leonor, á quien amenaza con un agudo ^е г endo al Bastardo: —Si no me abandonas este castillo, verás es- e acero que vibra en mi mano en el pecho de esta hermosa cris-