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En carroza triunfante sentada, adornada óe joyas preciosas, obsequiada de muchas hermosas •e vióen Roma á esta joven lucir; mas ¡ay cielo! que amor cauteloso por sus venas discurre inclemente, vió á Oswaldo y le amó tiernamente, y este amor la condujo á morir.
Coronada de laurel y mirto ¿ la gloria marchaba Corina, y ostentando sus gracias, inclina á las bellas su ejemplo seguir; mas de Oswaldo una sola mirada infundió en su alma tal tormento, que mudando en tristeza el contento, sintió luego un fatal porvernir.
Cuán brillante subió al Capitolio por el pueblo romano aclamada, do logró, de la gloria cercada, la corona de sábia ceñir; pero en vano su pecho se agita anhelando adquirir honores! que trocados en fieros dolores la harán pronto llorar y gemir. •r · ·, · ч Mas Corina, que nada recela, busca en vano á su futuro esposo; y entristece su pecho amoroso no pudiéndolo al fin descubrir: de dolor y pena desfallece, queda sola, en llanto sumergida, y en su ausencia no estima la vida que á su amante propuso rendir.
¡Ay Oswaldo! el amor de Corina era muv en extremo constante.
DE
ingratitud de Oswaldo, cruel amante.
pues en tí contemplaba un amante que pudiera hacerla feliz; mas tú, ingrato, el apego á tu patria preferiste á un amor sincero, regresando á Inglaterra primero que casarte en otro país. Cuál Corina te amaba, bien sabes; tus deseos su ley siempre fuel on, mas los tuyos, tal vez produjeron este amargo y cruel porvenir: ¡la olvidaste! y en vano secreto ocultaste á tu amor obsequiado; su desgracia por fin has causado, y la privas de un dulce existir.
Llegó un dia en que el sol eclipsado enire nubes ocultó su luz, y postrada al pié de una cruz, exclamó con seniido decir: —«¿Por qué aterra morir al humano sila vida ve pálida y fría? el vivir es amarga agonía; sin embargo, se ¡anhela vivirl Yo, Corina, joven infelice, di entrada en mi pecho inocente al veneno de un amor ardiente para luego por siempre sufrir: ¡oh vosotras jóvenes incautas, que de amor la violencia ignoráis! si mi triste canción escucháis, de sus redes crueles huid. / . V » Habitaba tranquila en Italia, y en un tiempo que ausente vivia, de un Apolo el favor merecia, y en mi patria pensaba existir;