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rompió la nema y leyó, y la respuesta notada de la dama en esta forma formalizó sin tardanza: cEl referir á su alteza soy mariposa abrasada, por vida vuestra, que es la verdad verificada. La puerta de mi jardin tendréis esta noche franca; el portador guiará, porque no ignora la entrada. * Recibió el tal contenido, fué generosa la paga; y en aquella misma noche de ropa corta se arma, con su calada montera, y con su capa de grana, también un par de pistolas, para su defensa guarda. Tocó del reloj las once, y á la diligencia marcha. Entró don Juan y quedó el otro de retaguardia. Pasados los cumplimientos que entre los amantes pasan disfrutó tiernas caricias en alfombras de esmeraldas. Pasados ya los seis meses, cuenta á su amante le daba, suplicándole amorosa que se vinieran á España, que se considera en cinta y se siente embarazada. El la respondió diciendo que algo atrasado se halla, que á su padre le robase para el viaje que aguarda. A su padre le quitó cantidad de oro y plata, y disponiendo el viaje, que el dinero mucho alcanza,
6 — una tenebrosa noche, hasta la playa romana un bergantín les condujo, á donde hicieron parada; hasta que yendo en camino, muy claramente le habla, diciendo que es labrador, y no príncipe de España, que el real anillo que vió se lo dieron, y esto basta. En fin, se la trajo á Ulescas, á donde se desposaban, y con el caudal compraron gran número de labranza. Dejemos álos amantes con gran reposo en su casa. Viendo, pues, el mercader, que la hija le fallaba y el príncipe no parece, previno pasar á España. En breve tiempo en la corte estuvo, y haciendo arduas diligencias con secreto, á todos les preguntaba por el príncipe don Juan, hijó del cuarto monarca. Le dicen pase á palacio que allí darán esperanzas. Entró, en fin, y preguntando por la majestad cesárea, le dan el pase y subió. Hizo las acostumbradas cortesías que se deben, diciéndole estas palabras: de Nápoles he venido solo á besar vuestras plantas, y á suplicaros, señor, el que justicia se haga con quien me robó mi hija, y se le ha traído á España. A Nápoles fue, señor, un hombre que· se llamaba
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