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á vuestra ofensa. Alonso. Indignado qué alegre , qué presumido, estoy de, su sinrazón
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Jarif. Porque a serviros veloz esté , diga vuestro labio la ocasión de aqueste agravio. * Alonso .Es limitada mi voz. Tarif Pesar me hacéis en callar lo que deseo saber: el que supo defender, también sabrá aconsejar. Alonso. Yo no dudo aquí el deciros : lo que es fuerza dec araros: el modo de pronunciaros mi mal dudan sus suspiros. Tarif . Tus penas son tan atroces, que no se dan al acento? Alonso. Oid á mi sentimiento, y no , señor , á mis voces. Tarif . Vuestra pena declarad. Alonso. Si como la sé sentir, la pudiera referir! ¿ Tarif. Nocomienzas ? Alonso. Escochad.- Nació en Sevilla una Dama, cuyo admirable prodigio, si es peligro , es para todos el mas hermoso peligro. Esta , señor , muchas veces alabar habréis oido, aunque seáis forastero, por el Sevillano Hechizo. Yo , entre todos los mancebos que la galanteaban finos, merecí el nombre de amante con la decencia de primo. Mas primero que sus ojos me miraran compasivos, la dixeron mis caricias retóricos mis suspiros. Tarif Qué es lo que escucho? ah si el Cielo esta vez sola benigno, i para conseguir mi dicha diera con esto principio! Alonso. Pero qué nuevo contento miro en vuestro rostro escrito ! quién le causa ? Tarif. El acordarme yo de unos afećtos mios al escucharos los vuestros: proseguid pues. Alonso. Ya prosigo. Merecí que en firme lazo::-
para alentar mis caricias, esta misma voz repito! Merecí pues şer su esposo: ó qué de prisa lo he dicho ! pues solo en esta palabra quisiera tardar un siglo. Desperté coq. mis venturas á la envidia , y vengativos los que adoraban en Blanca los dos luceros benignos, por no poder ofenderla, vuelven contra mi sus filos. Y un dia , que en una parte todos juntos concurrimos, uno , ó el mas desatento, sino el menos entendido, que otros había en Sevilla para merecer su Hechizo de mas antigua nobleza V mas conocida , dixo. 'Respondíle, que mentia, y echando mano al bruñido acero que pende al lado, sustenté lo que había dicho. Tantos de una y otra parte se ponen , que fué preciso volverse á envaynar la espadas fuíme á casa pensativo, que es haber hecho una ofensa, malo para hallar alivio. Antes el Adelantado, que está en Cádiz , me había escrito que á vivir allá me fuera, por ser donde yo he nacido, y donde rae ha señalado, por ocasión que no os digo, dos mil ducados de renta. Irme á Cádiz determino, quando me sucede el lance, que en mí vos habéis oido. No quisiera mi valor, que juzgara mi enemigo por cobardía la ausencia; y así , en la partida tibio me estuve , hasta que otra vez el Adelantado mismo me llama con mayor prisa. Y viendo ya que es preciso obe-