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; Mt 45^ х TJA \ y está semana sembrao síd qeear dua nenguna, que esta tierra es para el caso, y que serán, sio remedio, mas tiernos que mantecao. Arr . Ahora sí que llueve gordo sio haber ningún nublao: este hombre no me entiende, pero volveré á enterallo por ver si salgo á paeron: —¿usté sabe si ha pasao jácia por aquí uo mu Sillo que es de cuatro á cinco años, con una jáquima nueva y el albardou remendão? Sor. jVálgame Dios, ané t desgracia! ¿con que lóo eso ha passo? miren qué diablo el nublo; grande seria el relámpago: ¿cuántos murieron, amigo? ¿cuántos cayeron abajo? Årr. Mejor fuera que cayeran las cuentas de tu espinazo, sordo de dos mil demonios : que no es eso lo que jablo; yo pregunto por un mulo. Sor. Si me ha dejao usté parao con semejante noticia; Jesus, ¡qué suor me ha dao! de pensar solo éru el nublo toito me he sofocao. Arr. Por Dios, que dice que sua, pero yo estoy cardenao. —Usté me quiere decir si en el camino ha encontrão algún pasajero un mulo que se me perdió allá abajo, con una jáquima nueva y el albardou remendão? Deje la porfía dei nublo sordo de dos mil diablos responda á lo que le digo ó le santiguo los Cascos. Sor. Amigo, usté me perdone, que yo estaba equivocao; ¡ya tiene el negocio pelosi

sé yo muy bien este caso, ¿Con que por fin perdió eli, con el diablo del preüao la muchacha del tio Lucas la del cortijo de abajo? i Diga usté, ¿uo valió empeño’ ¿Con que usté por cuatro ai fue á presidio sin remedio! Eso fue haberse enconao el demonio de la tía en no querer alzar mano. Y qué, ¿se casó al fin? ¿se lucieron las amistades! Queó usté como hombre hi porque á la verdad, amigo, si el caso ha rematan como yo ya me barrunto too bien acomodao, ha quedan usté, entonces, como hombre bien portan, Arr. Este hombre, no hay rn ó está loco ó es un borracho á cuanto yo le pregunto responde con un disparo. —Yo pregunto por uo m\ por un mulo he preguutao, Sor. ¿Que se quebró usté noi haber llamao al cirujano. 4rr. Yo pregunto por un má Sor . ¿Que por fin se dió el ñobk haln r presentan el despacho. Arr, Un despacho para India! te diera, sordo del diablo; responda á lo que le digo ó le sacudo uo guantazo. Sor. Yo me alegro, mire usti que me había dao euidao; pero ya veo es 'erdá y me alegro, por Dios Santo; bien sabe dónde le aprieta la correa del zapato: señores, ¿pues qué no hay® que querer nublar no caso tan grande y de tanta motil* comò un hombre estar casat ea, dejémonos de eso,