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сов lo claro de la noche, porque alumbraba muy claro la luna, vi en una reja que menean una mano; llego y pregunto: ¿es á mí? y me responde: sí, ingrato, desconocido, cruel; yo la respondí: es engaño, señora, errasteis el tiro; si serviros puedo en algo, vereis que de ese sujeto soy todo muy al contrario; viendo yo que va de veras, y que á nadie se ha inclinado de los tres, sino es á raí, alegre dije á mi sayo: sí, le he parecido bien, sin duda soy aquí el gallo: les dije á, mis compañeros me esperasen mas abajo; que ño pierdo la ocasión que se roe ha proporcionado. Diómé mil satisfacciones, de amor y celos tratamos, y ya cansado de estar con el gallipavo alzado, la dije: adorado dueño, dame licencia que un rato me encarame en esta reja á gozar mas inmediato de esos luceros las luces y el amor de aquesos labios; y sin aguardar razones á lá reja me encaramo; como está sin celosías la cabeza fui soplando por entre los mismos hierros, y así que la hube soplado, me quedé admirado en ver un salero tan salado. Por mi desgracia pasó un mozuelo con un hacho encendido, y la señora en mi trage reparando,

se iba poniendo séria y del sitio retirando: yo la dije: sol divino, esta sorpresala extraño; dijo arrancando á correr: váyase con dos mil diablos, pelagatos, jarambel, espetera de guiñapos. Bonito quedé, y peor al procurar ir sacando la cabeza de entre los hierros, que por mas fuerza que hago, por mas tirones que doy y por mas trazas que trazo, en llegando á las orejas vuelvo á quedar atascado. ¡Caramba! dije, ¡mi oreja! esto es peor que malo; tira que tira, y los hierros mas firmes que los diablos; la capa se me cayó, también andaban rodando los zapatos y el sombrero. Los que estaban aguardando, viendo que yo me tardaba, á la reja se arrimaron diciendo: mira que es tarde, y me hallan pataleando: me preguntaron: ¿qué es esto? yo dije: son mis pecados, ó los diablos del infierno que me tienen amarrado; ved si me podeis sacar aunque sea hecho pedazos. Viendo del modo que estaba, entre los dos me agarraron; uno tira de los piés, otro tira de las manos para sacarme de allí, mas solo me iban sacando uno vara de pescuezo, y casi me iban ahorcando. Estando en estas fatigas, vieron venir á lo largo