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de sus Ciudad anos, y llegado á sus Palacios entró Roberto donde estaba, disimulaudo el loco,co- шо solía, y traía un rasguño porla cara, que le dieron en la batalla; y quandoel Emperador levió. di- xo: algún hombre de poca crian¬ za hirió á este locoen la cara;ydi- xo un caballero: Señor, eso le fué hecho quando estabades fuera de aquí; mas mandad que ninguno le enoge; pues á ninguno hace mal; y el Emperador asi lo mandó, que ninguno le hiciese mal, so pena de su indignación: en todo estava presente Roberto, y disimulando siempie, que ninguna cosa enten¬ día. Y después preguntó el Empe¬ rador por el caballero que le habia ayudadado en tan grande necesi¬ dad, mas ninguno se supo decir quien era. Y dixoen tcnces ei Em¬ perador: Quien quiera que sea, es el mas sabio y esforzado caballero que he visto. No creo que un solo Caballero hizo , ja mas tan¬ to , como el hizo por su per¬ sona. O como quería conocerle, por galardonarle el beneficio que

mandó llamará unashonradasdue¬ ñas, que tenían el cargo deservirla y enseñarla, les dixo, que repara¬ sen bien en las señas de su hija si entendían lo que queria decir, y las dueñasdixeron: Señor, vuestra Al¬ teza sabrá, que la señora Infanta, vuestra hija, dice por señas, que el loco queen sus palacios vive venció lajbatalla: y dicequele vió armado en un caballo blanco, y quedespues de vencida la batalla y desarmado el loco, víó maravillosamentedcs- aparecer el caballo, y lasarmas. EJ. Emperador lesdixo: Dueñassimas diligencia no ponéis en enseñar á mi hija, y o os mandaré castigar por ello que en lugar tie doct rinarla, la tornais mas loca en decirla que un hombre sin sentido, y sin razón hi¬ zo tan grande hazaña, ecmo el que la batalla venció, porque no sola¬ mente es valiente por su persona, mas sagaz, y muy astuto en los he. chos de la guerra: su saber, y su industria basta para regir cien mil combatientes. Entonces se despi¬ dieron las Dueñas de con la Infan¬ ta y se vol vieron á su continuo re-

dél recibimos pues bien señalado traimiento y quedó el Emperador andaba; su caballo era blanco, y hablando del Caballero que le sus armas muy lucidas, mas her- ayudara. Y de alli á algunos dias mosas que otras algunas. Cuando la el Almirante juntó setenta mil in¬ in fanta entendió,que el Caballero faînes, y treinta mil caballos y vi¬ del caballo blanco venció la ba- no sobre Roma, por tomar ven¬ talla, huvo gran placer, y quiso ganza del Emperador .Y el Empe- decir por señas lo que vió hacer á rador salióse luego de la Ciudad Roberto en el jardin; mas nunca con todos los Romanos que para la pudo elEmperador entender. Y llevar armas en ella se hallaron; y