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Voy á buscai· esta fiera,
que tanto jotrara , y espanta Dandole vísta à ¡os montes, permitid Diosque Jlegara adonde!
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que la riot be «se acercaba. Dijo el Pastor :'-Caballeros, aquella pebre cabaña, donde л o asisto ¿ sera de iistedos-casa',' y t pos Suban por aquel collado, y en' 1 c ble do eó la bajada hallaran mi pobre choza* donde penitencia bagan. ' Vino el Pastor , y dispuso, de que luego'aí pimío bagan i _ tms. ‘ 4 g*' · ł * C ł :
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de fi« ? r ciJltipłidrmt por str gente de importancia: Don Claudio yjé i Margaiita,^ ; y reparando e'n su gracia, sa tos le da el cora zoo, y sospechas le da el alma.] ·ί Hay Dios corr o le parece aquella humosa zagala á la ti iste de mi Esposa, - que en gloria tenga su· alma. También Doña Margarita · ; tøda qc afusa , y nubada, ha conocido á -su Esposo, y debu ocho se recata,. cy¿£ t eme ter cor t e ida, aunque le l-ltv^Cp-el alma. Gt 2 1 d % rece lo e c c i b c, de ye r cuanto la miraba, si viene á darle la muerte, sal e rido,; j q? e viva < štaba. — - Q'· ere ause tarse , y no acierta* y en turbaci« n tan estraña*. á a Vuge n. d e-ia Paz n uy fina? se « ncomundaba. Dije le luego á su hijo, que á la gente preguntara
quien era aqueb Cabaľero, por si ella estaba engañada, qué cuidado: le traia
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que por a para sa i Гг de té m ór e s, y quedar desënganadâ. - Y despues de haber cenado; 'el fmozc);tes preguntaba, - quien era aquel Caballero, que le lleva tuda el alma, ţr Respondióle el Mayordomo sin recelarse' dé'nada, es un grande de la Coite, al que Don Claudio le llaman, dicen , que hay en este sitio una fiera: tan estra ña, * * r l . . > -* / * . q asombra á cuantos le han visto, y que al mundo alborotaba, ¿y* con aquesta uoticia mi amo se encaprichaba, que este animal muerto, ó vivo, ‘ fió hi de escapar de sus garras. Se aseguró Margarita, en lo que tanto importaba; y sin faltarle ei recato, muchas veces suspiraba, viendo delante el traidor, y que estaba en la pribanza de su Esposo , siendo el ¡a por su traición desdichada. De! Cielo venga el castigo, y vuelva per esta causa descubriendo la verdad, qyede mi· opinion sin mancha: pasaron aquella coche, y á otro eia de mañana salieren con el cuidado de dar principio á la caza, ji¬ para ver sie’ menstruo et cucntrao lograr toda la esperanza. Con el deseo, que llevan, todo el monte paseaban