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jčcode la barabúnda, 1 Soldados , y Fariseos, iß. multitud de Caballos, las veces de pngqneros, ' los destemples sambores, l ¡ ks tromf etas , y à este tiempo 'por ese suelo arrastrado '"«i mansísimo Cordero; «pues que para levantarle diesi lo ame tran primero. fc-Mas yo està en pie , ya camina, ■flacos los pasos . y lentos, •descaecido de fuerzan, ^temblando pieri as , y Cuerpo? ^Quièti es aquella Muger iüitr· o bei mesa, mas que el Cíelo, isfccmo el Sol con aquel Ht?« bre, r que vá llorando , y g imi* nao? »Pero sin dud« es su Mudre: Éffrøs y а le sale al encuentro: tya se mira«·, ya se humillan toi aderarle a» Nazareno. ¡¡¡»No \í muger roas humilde; pero eoo tal Hijo , creo, ¡jaique ha de ser la Mac Fe tai, ¡майе admire al mundo lo bello» tiilin hombre viene á ayudarle, lf este es Simo* Syren* o, f.-si que alquilado lo traen, que le a wde para erto» ¡ Alli saltó una muger, ¡que muy claramente veo* lir jue la Veronica es, con un blanco pañuelo eliJmpíó su Ro stro : ó milagro, ,,¡¡ ( rtte eu fres par tes que tíò impreso '¿[¡¡θα e ; sudor , y la sangre, quel Rostro tan perfecto? {t |j)tra vrz tiran, cay®; con el h »cen lo гоешо, f |), Nazarene ! felice J que te *f»Uare en esto ? Ja vuelve otra vez á andar; * 3žs de una casa salieron orando alii dos muger es, I -
y di íe Christo , *aten4hoào ¿ su Haoin : Callad , hijas de Je r u si léu , que es tiempo deque Horets por vosotras, y vuestros hijos pequeños, qu# en algım día querrán, viet do á mi Padre severo, que se loy trague la tierra en sus mas profundos senos: no para de caminar. Otra vea tiran , ay , Cielo, que cs)ó tercera vezí Pero ya vá cäs! muerto. Ya Ut ga . en fh ai C»ivario, ya le quitan el Madero, y le tunica también: . JEïUs, JE' Un qué esqueleto !. Rompida toda la espalda, los huesos sin carne, secos; aquel armiño tan blanco colorea su ¿mor mesmo. Los г zules cárdeosles cíe los golpes, y de encuentro!, siembran de azucenas todo el campo de azules velos. Un abismo es de dolores, todo herido ,, todo el Cuerpo ensangrentado , produce lastim за. y seoiîmhfitoş* Síd tiene, á bober leďan en v? so; pero ay Cielo, que aquello ta hu*l, y vinagre mezclado ; y luego , luego lo tienden sobre Ís Cruz, y ya que aquel verdugo fiero le vá á clavar una mano eon clavo, y martillo , veo. Dá· un golpe, el mundo se asusta- pero no tiemblan ios pechos: y la olía mano no alcanza, рагз llegar al barreno. Tres hombres tiran del brazo, con fuerza : llego , y íouaesmo hacen con sos pies sagrados: y ruego (dolor inmenso)) lo