<32>
/
que bien se Io que buscais, y os ruego mucho que oigáis, pues de Dios sois tan ainadas. Que e! Jesus.« crucificado, que aquí venís á buscar, sabed que ha resucitado, la mortaja allí ha dejado, Jo cual bien podeis mirar. id pues, y así lo diréis á Pedro y á su compañía J I aquesto que visto habéis, Y sin que mas os tardeis, tornareis luego á la via. O Y que estará en Galilea, según lo que dicho tiene, aquesto cualquiera crea, porque sin duda se vea, como el hacerlo conviene. Y luego como esto oyeron, Jas Marías se apartaron, y á los Discípulos fueron, y en llegando que los vierou, todo se lo publicaron. Los Discípulos turbados en o i r tal e m h a jad a, de Dios queridos y amados, con ánimos esforzados luego toman la jornada. Y porque á Pedro llamó por su nombre, y no á otro alguno, quiero de esto inferir yo, que fue, por que le negó en el tiempo no oportuno. Ponine no desesperase con la triste negación, y también porque quedase tán en sí, que no olvidase JY 63
la su divina afición. Pues tornando á mi'porfía aquesto de notar es, como la Virjen María á su hija y su alegría no fue á ver con estas tres. A la triste sepultura, á do lo había dejado, llena de tanta amargura pues.no menos su tristura con su muerte había gustado. A esto respondería, según el testo sagrado, que la bendita María * antes que nadie sabría que era ya resucitado. Y que en aquel monumento su santo cuerpo no estaba: por lo cual con sentimiento, estando en retraimiento, solo en su amor contemplaba, Y así cierto es de creer, que á ía Virjen sin pecado se le quiso aparecer
antes que á nadie (á mi ver) después de resucitado. Pwgareis siempre por nos, Madre de misericordia, '? al Inmenso Eterno Dios, que quiera á todos por vos darnos parte de su gloria. Al cual plegue despertar nuestro lardo entendimienlo, dándonos gracia en obrar, y el saber, para loar su alto merecimiento,
j i
F I N.
4
/