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DECIMAS. r í ♦ ' » EL CAMINANTE Y EL NAUFRAGANTE.
Si un caminante penara de sed, y junto al camino por acaso peregrino una fuente allá hallara, y no siendo la mas clara, el agua bebiera aquí, aun que mas lejos de allí otra mejor agua hubiera ¿ estrañáras que bebiera ? pues esto me pasa á mi. Si un infeliz naufragara y á una tabla que encontrase gustoso la mano echase porque la vida salvara,, y con esto lo lograra
su afanado frenesí aun que no lejos de allí una embarcación hubiera que al puerto le condujera? pues esto me pasa á mí. Yo soy aquel caminante á quien la sed desalienta, y eu amorosa tormenta soy infeliz naufragante; ya os he dicho lo bastante en comparsciones dos; hablad señora por Dios que este silencio me abrasa. Esto es lo que á mi me pasa, decid lo que os pasa á vos.
SONETO DE D. DIEGO DE TORRES PONDERANDO LA CONSTANCIA DE UN AMOR.
Aunque tu veas á la mar arder, Auuque observes el fuego no quemar, Aunqne veás la tierra en el Jugar En donde ves el Sol resplandecer ; Aun que los cielos dejen de correr, Aun que el aire no sientas respirar, Y aunque toda la masa singular Ni producir la veas ni mover; No has de dudar, ni creer, ni presumir, Que ha de templarse Filis, este ardor, Que en el alma ha jurado de lucir; Pues mientras dure mi vital calor, Todo podrá mudarse, todo huir, Pero no la contanda de mi amor. Barcelona: Imprenta de Ignacio Estivili. 12 AP60