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se subió á la cocina y sentóse bien compuesta, arremangóse las sajas* y toda su intención era el enseñar los calzones cuando el Carbonero venga no se tardó mucho rato cuando este buen hombre llega con una cara peor que aquellos que niegan deudas, Ir le dijo à su muger jicara, vil muger necia, hoy has de morir aqui liel cielo no te remedia

y vengaré y o mi agravio le toda tu vil torpeza, os calzones son testigos :omo eres iu vil ramera, mes siempre que jo me voy', 1 Barbeio me la pega. Iin aguardar mas razones e fué corriendo tras ella, ubiéndose á la cocina n donde estaba la vieja un sus sayas remangadas, omo refendo queda, viéndola el Carbonero i dijo de r sta manera : cómo es que lleva calzones 'game, señora vieja ? h vieja le responde : •rouger también los Heve, Jun dia los hicimos - - f «os de una misma tela, también el Cirujano • aquesto mismo los lleva.

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Cuando el carbonero ojó Jo que le dijo la vi< ja pensó que aquellas palabras del sacio Evangelio eran, V arrepentido entre si decía de esta manera,· san Abdon y san Senon habrán traído esta vicia, porque no permitirán de que mi casa se pierda, pues es cierto que sino por aquesta buena vieja jo mataba á mi muger, y al Barbero con ella; es cierto, evidente j claro que la habría hetho buena. Entonces el caibonero, se volvió para la vieja y le dijo : tome usted la mitad de la moneda que he sacado del Carbón, perdone por la pobreza; y al mismo tiempo también le d jo á su muger mesma, que le pedia perdón de aquella tan grande ofensa; con que se cumplió el adajio tras de cuernos penitencia. Con esto han visto, señores, los enredes de las viejas, ¿ qué perjuicios no causan en las casas que ellas entran Y con esto el autor pide á todos cuantos lo lean, que para ningún asunto, jamas se fíen de viejas.

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FIN.