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De dia el pastor David mató á aquel jig-ante fiero, que tanto temor causaba, con su arrogancia y esfuerzo. De dia libró el Señor å Israel del cautiverio, y de dia dividió las aguas del mar Bermejo, De dia el paciente Job todos sus bienes perdiendo, en un muladar estaba, IÇ ^ * s · ' · de podre y gusano« lleno. En la ribera de un rio al jigante Cananeo se apareció Cristo un dia en forma de un niño tierno;
pasawre- de la otra Parte, dijo, así te premie el Cielo. Tomólo al hombro el jigante, y dijo, llegando al medio: Cristo válgame, lo que pes Niño, aunque eres tan Di jole entonces el Niño: ese tu nombre pretend que sea desde hoy. Cris y desapareció al memento. De dia estaba Agustino á orillas del mar sobervio, imaginativo y soló, contuso su entendiriiiénio; ¿cómo es posible, decia, que sea tan grande el misterio de la Trinidad Sagrada, que no pueda comprenderlo? Volvió los ojos entonces,
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y vio estar un Niño bello que sacando agua del mar la echaba en un agujero; ¿qué haces, Niño? )é pregunta. Respondió: agotar pretendo todo el mar con está concha; y él replicó: es caso incierto. Respondió al punto el Niño: pues aun mas Tacil >-ś ésto, que el que tú comprender piióílás loque está en tu pensamiento. El santo adsñírado dijo: aguarda, Niño, que entiendo
que eres Tú sin duda aquel que Ambrosio me habló un tiempo. Dióle por respuesta el Niño; harto has dicho ya con eso, quédate en paz, y esto baste, Agustín, para un discreto. Un sarao tuvo un dia el rey Herodes perverso, danzó su hija Herodias dando á todos gran contento, y el padre lá dijo entonces: ¿qué merced pides en premio? —La cabeza del Bautista, esto os pido con empeño. Al momento, dijo el padre, eso yo te lo concedo; y así de dia murió aquel precursor escelso. Al Patriarca José, de día dispuso el Cielo le floreciese la vara dólante de todo el pueblo, y de dia ie eligió por esposo al Padre Eterno, de aquella Virgen María, Madre de su Hijo escelso. De dia estaba la Virgen en Isaís leyendo del Redentor Soberano ' el glorioso ad vendimíenlo; y nació poco despues entre la nieve y el hielo, sin albergue y con pobreza ; el Autor del Universo. De dia le visitaron mil devotos zagalejos, 1 llevándole cada uno » 4 , f . ' i. r ь v . ť , ., « I los presentes que pudieron. La primer sangre que el Niño derramó para bien nuestro, fue el primer dia del año, como afirma el Evangelio. Los santos reyes de Oriente trece dias anduvieron hasta llegar al Portal, donde nació el Rey escelso. De dia se vieron libres, cuando á sus tierras volvieron, -
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