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si del eielo si divisa alguna Døve gallarda, donde navega mi alma, W mi tesoro v mi alegría, ν' rJ r con quien yo me divertia con muchísima afición í pregunto con atención : ¿dónde está la prenda Di tú, clavel precioso, sol y luna sin menguante, dale consuelo á un amante ya que no le hagas dichoso; te pregunto, sol hermoso, que iluminas con tus rayos

los maros, montes y prados y todo el mundo también, te pregunto por mi bien, que la busco y no la hallo. Al fin yo lloro y suspiro porque á mi amante no veo, ni en fragata ni en correos O dan noticia del bien mio; va vinieron los navios * que fueron á ia Turquía; en mi no cabe alegría porque siempre estoy pensando y siempre vivo penando, todas las horas del dia.

Estar ausente es morir para quien sabe querer, será imposible vivir si nunca mas te he de ver.

Noche y dia en mi retiro las horas paso llorando, pues en tí, mi bien, pmi tan solo por ti deliro»^ á la una es un suspiro" para quien sabe querei á las dos no sé qué h v á las tres no hallo consuelo, porque entre (anto desvelo, estar ausente es morir. A ¡as cuatro, ¡dura suerte! son los rigores de amor, á las cineo ya el dolor me lleva casi á la muerte, á las seis quisiera verte , y como no puede ser, al instante el padecer dobla y redobla mi pena: ¡cuánto pesa esta cadena para quien sabe querer !

A las siete mi ilusión me hace repetir enojos; entonces vierten mis ojos lágrimas del corazón ; á las ocho mi pasión renace para sufrir, å las nueve resistir no puedo tanta amargura, y si esta suerte me dura, será imposible vivir. A las diez vuelvo otra vez á tenerle mas presenle en la memoria : aunque ausente le adoro, hella muger; á las once ya no es la ilusión ni puede ser; á las doce el padecer aumenta mas mi flaqueza : yo he de morir de tristeza si nunca mas le he de ver.

Tiempo há que no te veo, dulce dueño de mi : ¡hasta cuándo cielo , será amarte mi deseo!

Patria mia esclarecida,

á quien siempre vivo amando,