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I ч *· ' El segundo marido que era un enaguas, no la dejaba ir sola ni aun a hacér aguasp? - y porque fué á misa cuando vino la dió una paliza: al ver que él, sañudo, la solia zurrar á menudo, determinó luego enviarle donde fué el sereno para vivir suelta y que no le ajustara la cuenta "ie dió pasaporte ; que esto pasa en Valencia como en la córte. Aunque amaba al segundo mas que al primero; y era un vagabundo, que cansado de ir por el inundo 1 ^ corriendo la tuna y diciendo la buena-ven ! türa;i ; pM^ tuvo la fortuna * ' ^ de casarse con la tia Girulà:··' la cual, ya cansada de sufrirle, le echó en la ensalada no se qué polvito, que se lo dejó muerto como un pollito. / Amanecido el dia, la lia Girula se levantó llorando como una bruja, , con ayes forzados daba gritos muy descompasados; vecinas, decía : acudid, calmad la pena mia, que estoy en cuidado, á mi esposo no sé qué le ha dado, que está sin aliento. : · ¡Ay, Dios mio, si se me habrá muerto! Al llanto acudieron a- y entre todas de palos la dieron, ý la maltrataron, - ; ý de mata-maridos no la dejaron. Los viudos y solteros ' ' ~ todos la odiaban, tanto, que lös niños: la apedreaban; mas la tia Girula,ó como la picaban las pulgas, trató de casarse, que era invierno y quería abrigarse

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aunque á sus maridos, la taimada, no les daba abrigo, porque los mataba con sangría ó los envenenaba, por ir variando, y también fumaba de contrabando. Puso la tierna viuda la red en planta, y por fin, un gitano cavó en la trampa, el cual, sin disputa, se encargó del huerto y de la fruta, v á la novensana la zurraba muy bien la badana; pero la andaluza al gitano le arrimó una purga, sin ser boticario, que el pobrete se fué al otro barrio, y la tia Girula uedó viuda y mas fresca jue una lechuga. Se casó últimamente con un soldado, que la ajustó la cuenta hasta un ochavo, porque ya sabia . de las mañas que ella se valia, y estaba avisado, y decía : no me da cuidado a mí, domar potros, pagará lo que hizo con los otros; la tarde primera va y la saca á merendar fuera: monta en su burra, y en medio del camino ïa dió una zurra. Llegó por fin al sitio de la merienda, - . y á la burra la dijo de esta manera: ¿ ves como te ato ? si del trigo que está ahí inmediato comes ni una caña, con la vida pagarás tu hazaña; ¿burra, lo has oido? ’ ves alerta , cuidado conmigo; la burra bromeando ciertamente no comprendió el bando, se fué á comer trigo. y el soldado muy enfurecido (lió muerte á la burra. por ver si escarmentaba la tia Girula. Si no haces lo que mando, '

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