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SEGUNDA PARTE, ^ * 1 ,·. . а ' _ _ ' f f t» C ·* ? i İt Ч У rí íi # *7 * · · f ł л *. : s f i ł i Ci % i ft /. i » · í i" ^ir; , l *i * f*- Λ ; ľ {J t \ * | | í * ·. . i *. * t · ] ƒ>* ;■·.] .. · w * ] j * İ i 'J \ f ł :,%{} ' * r 4 ls \l i . ft') f \J en la que se refiere el resto de la penilente vida y la.prodigiosa * muerte de Santa Rosalia de Palermo. ' > ,
Dejamos á [Rosalia penitente y ermitaña, en el monte de Quisquilia eon dos ángeles de guardia, del mismo Dios asistida; quien por mas acrisolarla permitió darle licencia , al demonio, que con trazas la tentase en el desierto, porque viese su constancia: con cuyo permiso al punto afiló el dragon sus garras, imaginando hacer presa ea esta princesa santa. La acometió al pensamiento, con mil intenciones varias por echarla de la cueva, y que perdiera la gracia; pero á todo Rosalía tuvo'las puertas cerradas, y viendo que se resiste á las primeras instancias - coa visible cuerpo quiso
Jl f J ? JQ| \ j · ,,ţ t ' r ,i ■ presentarla la batalla. Viéndola, pues, cierto dia de todo alimento falta, buscando algunas raíces que la sirvan de vianda, en forma de un caballero que era criado de casa, de quien fiaba su padre los negocios de importancia, con grande acompañamiento dió á entender que la buscaba, asustándola primero con ruido de gente y armas .¡y.. Quiso volver á la cueva, pero los pasos la ataja, ; . ■ y encontrándose con ella, la dijo aquestas palabras: Gracias á mi diligencia, С/ « ' ■ que bien puedo darle gracias, pues por ella he eonseguido lodo cnanto deseaba, como hallar tan alta prenda, que tomé empeño ед buscaría,