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cuantos hay en la Ciudad ; y pienso que si no ha sido por una fuerte pedrada, que tiraron de un postigo, que la dieron en los pechos, y en el suelo la han tendido; entonces se la arrojaron los agarrantes Ministros, y el Señor Corregidor, que era Don Pedro Jacinto, mandó llevarla á la cárcel, donde la cargan de grillos; la leyeron la sentencia dentro de Ciudad Rodrigo, y al tercer día la sacan á que pague sus delitos,. Llegan al pie de la horca, que suba arriba la dicen, y cuando estuvo en lo alto á todo el concurso dijo : Padres, los que teneis hijas, no seáis como los míos, no las estorveis matrimonios, que es Sacramento Divino de nuestra Madre la Iglesia, dispuesto del Uno y Trino. Mirad en lo que me veo, y en que trabajos me he visto; pedidle á Dios me perdone, y á todos perdón os pido.
Alzó los ojos al Cielo, y dijo : Jesus Divino, por la Sangre virginal, que os vertieron los Judíos; por la cruel bofetada de vuestro Rosero divino; y por toda la Pasión que padeciste, Dios mio, te pido que me perdones: pequé , Señor, mala he sido mas vuestra misericordia es mayor que mis delitos. Al V erdugo le avisaron, paraque hiciera su oficio, y al instante la arrojó, y quedó el cadáver frío, dando muestras de que fué á gozar del Cielo Empireo. Esta es la vida y muerte de Sebastiana del Castillo, y de esta suerte acabó de veinte años no cumplidos, en este presente año, según lo dice el escrito, que es de mil y setecientos en este de veinte y cinco. Dios la dé eterno descanso en su santo Paraíso, y á nosotros nos dé gracia por los siglos de los siglos.
FIN.
Barcelona : En la Imprenta de la Viuda de Bernardo Pía, calle de Cotoners.
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