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ni porque llegó á dudar la pena , corno la culpa, sino porque siendo el Duque dueño de la gente tuya,, dudó, que hubiere en e! mundo quien sus delitos descubra, que las faltas del Valido, cualquiera las disimula·. Entró ei Duque por la Plaza: quién duda , Señor , quién üuda r que esta fue su mayor pena, y su mayor desventura? Pues por donde entró triunfando^ de tantas Vanderas Turcas,', entra ahora despojado d e a que 1 fas armas augustas, que no se muda el lugar, aunque las dichas se mudan·. No guardaban su persona esta vez, como otras muchas de sus mejores Soldados tantas militantes puntas:: Antes llevando su vida de mas peligro que nunca,-* 4ba alli con menos guardas su persona mas segura. Apenas , pues , que llegaron,, dieren. noticia confusa lenguas de metal, entonces rectericameote mudas:; Quando se señalan todos, y de repente se escuchan,, pidiendo atención al aire, todas las voces en una. Descolorido el semblante, las mejillas mal enjutas* desaliñado el cabello, la barba sin compostura·

Libre la mano* derecha con que compone y ajusta el capuz sobre los hombros y coa afecto y ternura, * un Crucifijo en la otra, cuya devota escultura, quando enternece los ojos los cabellos espeluza. Al Cadahalso liego el Duque, aqui la lengua, se turba, aqui la voz se entorpece* aquila vida se angustia,, aquí el corazón se pasma, aqui la pena se ofusca, aqui el dolor se repite* aquí el aliento se anuda, aqui los brazos se extienden* aqui las manos se cruzan; y aqui, finalmente , todo el cuerpo se descoyunta: todo lo padece el alma, todo el amor lo disculpa. Junto al teatro se apea* y sube sin mas ayuda , que su valor , tan constante, que dos veces se le arruga el capuz entre los pies, para estorbarle que suba. Y el con despejo bizarro le acomoda y se disgusta de,que le estorbe el camino, porque ninguno presuma, que para llegar mas tarde era diligencia suya. En llegando á lo mas alto ; del sitio, que él solo ocupa, mirando á una y otra parte con atención y mesura,

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