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tad con su Key ; ora porque temia que haria daño en el reyno estando en él , aunque publicaba que solo era su intento pasar adelante. Mas visto por el Egipcio lo que Josías intentaba, le envió un recado en que le dęcia : w No hay causa, Josías , por que yo te haga guerra , ni tú me la hagas à mí. No lo he contigo ; solo quiero paso por tu rev¬ no en la jornada que hago contra, el Rey de Asiría , y Dios me manda que le haga guerra ; mira no sea en tu daño el estorbarlo. « Decía Necao , que Dios le mandaba ir contra el Rey de Asiría,dice la Glosa,por haber llegado à su noticia , que habían profetizado en Jerusalen algunos Profetas de aquella guerra entre los dos Reyes , declarando que el Egipcio iria à verse con el Asirio en su tierra ; y porque los Profetas decían esto , le parecía à Necao que Dios se lo mandaba. Josías persistió en estorbarle el paso en un campo llamado Magedo , cerca del rio Eufrates , en donde desgraciadamente fue herido de una saeta en el carro en que iba , y de la herida murió. Suele el señor de 3a huerta coger la fruta medio madura , porque no se la hurten : así Dios se lleva à algunos temprano, por¬ que no se los lleve el mundo ; y de estos fue Josías, que murió en lo mejor de su vida. Traxeron el cuer¬ po sus gentes à Jerusalen, y diéronle sepultura entre sus mayores , con grande sentimiento , asi de la cu¬ riad como de todo el reyno. Dícese en el Paralipómenon , que el Profeta Jere¬ mías sintió tiernamente la muerte de este santo Rey,
y que compuso por esta ocasión ciertos cánticos o
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