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« 15 ñaste ; que mas quiere Dios que obedezcan sus man¬ damientos , que no que le ofrezcan sacrificios. Los sa¬ crificios le agradan , y que se haga su voluntad le agrada ; y mas esto que aquello. La razón da la do¬ sa , diciendo , qüe en el sacrificio queda muerta la carne agena , y en la obediencia la voluntad propia. Dixo mas Samuel : Porque menospreciaste lo que Dios te mandó que hicieses , él te menosprecia , y quiere que no seas Rey. Es de considerar, en quánto estima Dios la obediencia , y cómo encarece el pecado de la desobediencia , pues lo compara en este lugar à los mas detestables , y que con mayor rigor los castigaba, que eran la hechicería è idolatría , diciendo : pecado como de hechicería es contradecir à Dios , y como de idolatría , no obedecer lo que manda. A los hechiceros, que llama la Escritura maléficos, mandaba que muriesen ; y si habia idólatras, castiga¬ ba à todo el Pueblo , permitiendo que fuesen llevados cautivos à diversas partes. David dice : Tú mandaste, que tus mandamientos fuesen muy guardados. Y la exaltación del nombre de Jesus , y la reverencia que à este bendito nombre hacen los del cielo y tierra , y aun los del infierno , la atribuye San Pablo à la obe¬ diencia de Cristo, quando dice : Fue obediente Cristo hasta la muerte , y por esto le dió Dios un nombre sobre todo nombre. San Bernardo dice : Cristo perdió la vida por no perder la obediencia. Y el Sabio afir¬ ma , que el varon obediente hablará de victorias , por. que obedeciendo se vence à sí , y obliga al superior à quien obedece , à que haga lo que él quisiere. Saul algo convencido de las razones de Samuel, no con