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poniéndose ли! menjuges» con intención depravada: voy à referir algunos de los muy muchos que gastan. Lo primero es solimán, adormideras y habas, sábila, alcanfor y huevos, ajonjolí, vino y .pasas, cardenillo, esclarimente; ponense la hiel de vaca, de pedtas de membrillo, junto con las timas agrias, hacen también un licor, que dá gran lustre à la carat ponense la mantequilla de camuesa preparada, el jaboncillo y la miel, y de las almendras sacan, echadas en infusion, la leche por alquitara, hasta el orosuz también la quinta'esencia le sacan: udo esto mixturada con los granos de mostaza: no porque yo he referido ; todo quanto ellas se plantanj porque ya todos sabemos, - que ni en las calles, ni plazas, ni en las tiendas, ni Boticas hay cosa alguna guardada, que no registren sus ojos, y pase por su Aduana. En fin de estos ingredientes hacen con tal arte y maña un caldo, que aunque una tenga como' un demonio la cara, en po niendose esta muda, se transforman en Dianas; pero aquel proverbio antiguo, qué lindamente que encaja í que auuque la mona se vista ecetera, que esto basta. Luego adornan su persona de la riqueza y la gala: lo primero las camisas son muy finas y delgadas, los tocados prodigiosos, gargantillas y arracadas; los aderezos muy finos,

áe sotados ý de gas^ las perlas en U$ muñecas los ricos guantes de amb¡ r los cintillos en los dedos ’ de diamantes y esmeraldas- los encaramados siempre * quaxados de oro у рЦц las polleras tan costosas ya guarnecidas de franjas, ya texidas de matices, ya de oro y plata bordadas; las medias de mil colores, * con las ligas dibujadas, el zapatillo pulido parece que de! pie salta; y mirandolo realmente como ello es à la clara luz de la razón, parecen tan redondas y sopladas, à la que el día del Corpus el vulgo llama Tarasca. ' Y à qué pensará el discreto, que se dirige esta gala, este fausto y esta pompa? à qué? (ó polilla malvada!) a perturbarle à los hombres el espíritu y la gracia, Pues díganme unas caxillas, que ttaen con arte y miña, de tabaco en los bolsillos; qué, es tabaco ? ; po!vorada, peste es que asuela el mundo, y es contagio de las almas. Pues asi como el pobrete, que orilla del agua se halla, tiende la caña y el hilo, por ver si algún pece saca, asi también en qualquiera parte, 6 lugar donde se hallan, en un instante franquean^ todas quantas hay las cajas, por ver si algún ¡nocente en estas redes se enlaza. j Señores, vivid alerta, porque esta infame canalla todo se le vá en pensar los enredos y las trazas, que han de urdir para buscarnos nuestra ruina y desgracia» Ρ βίΙ